Tendencias teatrales de la época

Teatro Poético
De raíz modernista por su lenguaje y sonoridad, intenta enlazar los géneros dramático y lírico. Cuenta con el apoyo institucional, pues exalta grandes hechos del pasado español y ensalza ideales nobiliarios como respuesta a la crisis espiritual de la época. Así, entronca por su acción con el teatro del Siglo de Oro y su tradicionalismo lo emparenta con el posromántico. Destacan Villaespesa con Aben Humeya (1914), los hermanos Machado con La Lola se va a los puertos (1929) y En Flandes se ha puesto el sol (1911), de Eduardo Marquina.

Teatro Renovador
El inconformismo está en la base de la ruptura con la dramaturgia anterior. Con esta finalidad, el teatro vanguardista se sirve de avances técnicos como la electricidad o el cine.
La experimentación europea va unida a los manifiestos de las diferentes vanguardias, como el del futurismo (1909). La rebeldía y la lucha contra los convencionalismos; surge así el interés por la marioneta, cuyos rasgos se vierten en los personajes.
Los deseos de cambio se revelan tanto en el texto dramático como en la puesta en escena (decorados, iluminación...) de compañías dramáticas como La Barraca (dirigida por Lorca), donde obras clásicas alternan con formas del «teatro menor» como los entremeses.

Otros autores y tendencias
- Teatro desnudo de Unamuno
Su teatro presenta los conflictos humanos, tan esenciales en su obra. Son dramas de profundidad filosófica y diálogo denso.
2. Teatro experimental o superrealista de Azorín
En su intento renovador, José Martínez Ruiz incorpora elementos técnicos como el cine.
3. Jacinto Grau
Introdujo elementos vanguardistas. La farsa, el teatro de guiñol y las marionetas le sirvieron para dotar de nuevos significados a personajes
4. Ramón Gómez de la Serna
La importancia que otorga a la incoherencia lo llevan a la consideración de un «antiteatro» donde el espectador ha de verse implicado